Una iglesia siempre debe reformarse

El Obispo de la Iglesia Metodista del Perú, Reverendo César Llanco Zavaleta, reflexiona, al cumplirse 507 años de la protesta de Martín Lutero, sobre el movimiento de reforma de la iglesia y explica por qué una iglesia siempre debe reformarse:

«En cuanto cae la moneda en la cajuela, el alma del difunto al cielo vuela»
Johann Tetzel dijo estas palabras en muchas de sus predicaciones, promoviendo la venta de indulgencias. ¿Y qué eran las indulgencias? Eran aquellos pequeños documentos con el sello papal que ofrecían la salvación de las personas en vida como para los difuntos. Por eso decía: «Apenas la moneda cae en la cajuela (de la ofrenda), el alma del difunto se va directo al cielo«.

Este tipo de planteamientos generó malestar. Finalmente, la controversia y el reclamo de Martín Lutero no solo era por este tipo de enseñanzas, donde se vendía y se traficaba con la fe. Claro, el pretexto era hacer que la Basílica de San Pedro se construya finalmente, para eso iba el dinero, era para una buena causa, pero a costa de que la gente ‘compre la salvación’ .

Fue ahí donde Martín Lutero dijo, la salvación es un regalo, es un don de Dios, no nos cuesta; basta la fe. Y a partir de este acontecimiento, el 31 de octubre de 1517, Lutero declara en sus 95 afirmaciones, todo un cuestionamiento a estas enseñanzas que no se ajustaban a lo que el pueblo y la comunidad necesitaba. Una liturgia en latín, cuando el pueblo necesitaba escuchar atentamente la palabra del Señor, una palabra de consuelo y esperanza. Una venta de la salvación, y la gente que estaba desesperada, inocentemente pagaba por ello.

Martín Lutero fue perseguido, expulsado y excomulgado de la Iglesia porque sus enseñanzas atentaban contra la institucionalidad y el orden establecidos. Sin embargo, Martín Lutero nos ha recordado que una iglesia que se reforma, debe estar siempre reformándose. Y es ahí donde a veces nosotros sentimos el desafío como iglesia, porque a veces estamos en el marasmo, en la dejadez, en el descuido, o nos quedamos en un círculo determinado y no nos atrevemos a llegar más lejos.

El gran reformador, Jesús, en su tiempo anunció el mensaje del Evangelio y trascendió los límites de la religión en aquella época. Cuán importante es entender que el espíritu del Señor puede movilizarnos más allá de lo que nosotros imaginamos. Hablamos de reforma, hablamos de cambios, pero a veces seguimos haciendo exactamente lo mismo; y pretendemos, anunciamos y hasta soñamos con nuevos resultados, pero seguimos haciendo exactamente lo mismo.

Quisiera dejarles en esta hora las palabras del apóstol Pablo en Romanos 12:2:

«No se conformen a este mundo, sino que transfórmense por la renovación de vuestro entendimiento, de modo que ustedes comprueben cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta».

Hermanos y hermanas, quedémonos con este gran mensaje, que nos desafíe a ser renovados constantemente por el espíritu del Señor. Que todo lo que hagamos realmente apunte a anunciar ese evangelio, ese anuncio del reino que transforma.

Que el Señor los bendiga, que el Señor los acompañe.

Rev. César Llanco Zavaleta
Obispo de la Iglesia Metodista del Perú