Epifanía: tomar una opción en medio de los contrastes

Epifanía - Llegada de los Reyes Magos

La palabra “epifanía” proviene de una palabra griega que significa “manifestación”. Una manifestación (o manifestaciones) de Dios. Un día de gran regocijo y celebración, el día en que el pueblo cristiano recuerda la llegada de los “Reyes Magos” (o “Sabios del Oriente”) para visitar a Jesús. En algunas ciudades y pueblos se inicia la noche anterior.

Es el día en que el pueblo cristiano recuerda la llegada de los “Reyes Magos” (o “Sabios del Oriente”) para visitar a Jesús, llevando sus regalos de oro, incienso y mirra. Se celebra el 6 de enero de cada año, el día 13 de la temporada navideña.

La llegada de estos visitantes fue la señal de que la encarnación de Dios en Cristo se había dado a conocer en todo el mundo, de manera que incluso los sabios gentiles del oriente vinieron a rendirle homenaje. El episodio esté recogido solo por uno de los cuatro evangelios, el de Mateo, pero no por ello carece de valor. Al contrario, evidencia una de las grandes paradojas del Nuevo Testamento: la mayor parte del profeso pueblo de Dios no quiso reconocer a su Mesías, pero los gentiles lo recibieron con gratitud y con espíritu de adoración. De ahí el nombre de Epifanía que tiene esta celebración, Cristo se manifiesta desde el primer momento a quienes parecería que jamás lo quisieran aceptar o reconocer como su Señor pero que iban hasta Jerusalén desde muy lejos para postrarse ante él.

Para entender los contrastes alrededor de la Epifanía, hay que ir a la Biblia:

Lectura bíblica en Mateo 2, 1-12:
Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. 3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. 4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:
6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá,
No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará a mi pueblo Israel.
7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; 8 y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. 9 Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. 11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. 12 Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

A continuación, una reflexión sobre esta fecha, escrita por el Obispo de la Iglesia Metodista del Perú, Reverendo César Llanco Zavaleta:

El texto leído nos muestra los contrastes que debemos tener en cuenta al momento de entender a los magos de oriente. El primer contraste aparece cuando se menciona al rey Herodes que vive en la capital Jerusalén (se entiende con toda su corte y la seguridad que demanda) y el mesías que había que nacer en una ciudad pequeña, si acaso insignificante de los alrededores (zona rural) llamada Belén de Judea. Es decir, el centro de poder político, religioso y económico en contraste con una pequeña aldea, como lo dice el verso 6 “no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá…”

El segundo contraste refiere que aquel mesías pone nervioso al rey y compañía (se turbaron) en la ciudad capital. La pregunta de los magos ¿dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? nos hace pensar en un rey apenas bebe. Es un rey vulnerable. Frente a este infante el gran rey Herodes (que ya ha gobernado casi 35 años) tiembla, tiene miedo y toda su corte. ¡Toda Jerusalén tiembla dice el relato! (versos 2 y 3). ¿Puede acaso alguien tan pequeño, también indefenso, hacer temblar a otro protegido en su fortaleza y con todo el poder para gobernar?

El tercer contraste son los reyes magos frente a los sabios consejeros del rey. Los romanos y en la tradición judía ven con cierto desprecio a la sabiduría de oriente. Es decir, ellos no tendrían mucho que aportar frente al pensamiento de los filósofos griegos, romanos y los eruditos de la ley judía. Entonces los reyes magos son chabacanos y charlatanes frente a tanto conocimiento reconocido. Pero son ellos los que identifican al mesías y son capaces de llegar a él.

¡Qué buenos contrastes nos muestra esta historia! Uno descubre que Mateo pone en evidencia no solo la historia de magos que miran una estrella y encuentran a Jesús, sino los detalles que evidencian la gran paradoja de la vida. La seguridad frente a la inseguridad, incluso el temor de quien ostenta el poder frente la vulnerabilidad del recién nacido; la sabiduría oficial frente al conocimiento “empírico”; el poder político, religioso y militar, frente a la sencillez de un rey bebe que vive en el calor familiar.

Finalmente, los magos toman una opción. No son impresionados por el poder, la seguridad o la sabiduría del rey y su corte. Ellos optan por la sencillez del Mesías. En su “sabiduría” no aceptada por los romanos, griegos y judíos, van al encuentro de Jesús. Descubren las verdaderas intenciones del rey y no caen en su juego político. Ellos tienen claridad en su opción. Los magos tienen la osadía de no hacerle caso y “tomar otro camino” (verso 12).

Los contrastes de la vida están frente a nosotros hoy en día. El gran contraste entre la ciudad capital y la provincia, o los pueblos pequeños de las montañas o la costa y selva, sigue vigente. La seguridad que tienen las personas protegidas por su dinero (las cosas que han acumulado) frente a quienes no tienen, o la sabiduría que han alcanzado a través de “estudios autorizados” (universidades, institutos, o buenos colegios) les hace pensar que saben más que otros y en consecuencia, desprecian. El manejo político en los estamentos de poder de nuestros pueblos, ciudades o país está vigente como en la antigüedad. La búsqueda de poder y el afán por perpetuarse parece ser una constante en la historia nuestra. ¡Y con tal de proteger aquellos intereses se tiene “licencia para matar”!

Mateo nos muestra la opción por la vida del indefenso que tomaron los magos. Tomar una opción es no quedarnos en el medio. No hay medias tintas. Nuestra opción debe ser clara. Que las personas a nuestro alrededor puedan encontrar en nosotros palabras que se reflejan en nuestras acciones. Que promovamos la sencillez frente al orgullo que se alienta en la sociedad. Señalemos el camino del amor al prójimo, frente al egoísmo y la indiferencia. Que nuestra vida sea una muestra constante de la opción que hemos tomado por el reino. ¡Que así sea!