Naisha Zorrilla y las mujeres apasionadas por la obra en la IMP Peralvillo

En un día cualquiera de la semana Naisha Zorrilla empieza su jornada trabajando en el negocio de su familia. Antes del mediodía brindará una atención psicológica particular. Ella es psicóloga de profesión. Por la tarde le toca llevar a su padre a recibir un servicio médico en un hospital que queda en el Callao, a 40 km de su domicilio en Peralvillo, el “norte chico” de Lima. Y tras retornar, por la noche, se dispone a preparar el sermón del domingo para la Iglesia Metodista del Perú – Peralvillo, donde es predicadora laica.
“Como joven -Naisha tiene 32 años- hay mucho que queremos hacer y nos proyectamos, pero a veces no es fácil por las muchas cosas que nos toca vivir. Ahí es donde toca entender que en los tiempos del Señor todo se va a dar. Yo me siento agradecida porque Dios me ha permitido avanzar, terminar mi carrera profesional y también crecer en la fe”.

Ella es predicadora laica en su iglesia en forma continuada el año 2024 y ahora en 2025. Sintió el llamado para el ministerio y realiza estas labores con “pasión y amor por el servicio a la obra”. Relata que en su caso fueron tanto el llamado como la decisión de continuar al servicio de la obra: apoyó como auxiliar de maestra de una clase de la Escuela Dominical a los 12 años. Luego, fue maestra de todos los grados para niños y niñas y posteriormente maestra de adolescentes. También es secretaria de programas y participa, desde adolescente, en las reuniones de la sociedad de mujeres metodistas de su iglesia.
Como psicóloga ha realizado labores en cárceles y hospitales. En su vida personal también ha asumido responsabilidades progresivamente. Actualmente ella se ocupa del cuidado y atención de su padre, quien afronta problemas de salud. Lleva este tema a la par que sus estudios de Diplomado para especializarse en Psicología Clínica.

En medio de estos retos, recuerda que no es la primera mujer en la IMP Peralvillo que asume con pasión las demandas de la iglesia. Y ése es parte del secreto de su fortaleza: otras mujeres crearon el camino para que hoy mujeres como ella, jóvenes y jóvenes adultas, asuman roles de servicio en la obra.
En 1971, cuando empezó la vida de esta iglesia en la casa de los Salazar Veliz, la hermana Oliva Veliz (1933-2010), matriarca de esta familia, fue la primera en ponerse a disposición de la obra recién iniciada con fervor y pasión. Quienes la conocieron recuerdan que fue una mujer ferviente en la oración y persistente en la visitación a hermanos y hermanas desde aproximadamente finales de los años sesenta, cuando conoció el evangelio, hasta el fin de sus días.

Naisha Zorrilla (polo blanco), Oliva Veliz (blusa celeste) y Natividad Pastor (última de la derecha), tres generacciones de mujeres apasionadas por la obra en la iglesia Metodista del Perú – Peralvillo.

Naisha conoció a doña Oliva en su iglesia. Fue su mamá, Natividad Pastor, que la conoció más de cerca porque trabajó directamente con ella, quien le habló del ejemplo de la hermana fundadora de la IMP Peralvillo. “Dios puso a muchas personas para guiarme, como las personas que fundaron y lideraron mi iglesia, y a mi familia, que para mí es muy importante. Yo voy a la iglesia con mi mamá, volvemos a casa y planificamos más cosas, nos animamos una a otra…Así como yo seguí el ejemplo de mi mamá desde pequeña, ella me cuenta que siguió el ejemplo de otras mujeres, como la fundadora de la iglesia, a quien ella vio trabajar con amor, con pasión…”, afirma. ¡Una cadena de mujeres apasionadas por la obra!

Hermana Oliva Veliz (1933 – 2010), fundadora de la IMP Peralvillo.

Como predicadora laica tiene presente el desafío de prepararse para la misión ministerial. “Después de sentir el llamado en mi corazón, iré avanzando en el ministerio, realizando tareas y procurando que mi liderazgo crezca. Estoy todavía en el proceso, pero sé que tengo que servir al Señor con la misma pasión que otras y otros lo hicieron antes que yo, servirle con excelencia, moviéndome en distintos espacios, buscando que otros se unan a la obra ya que todos somos parte de un gran proyecto al que Dios nos ha llamado”. Ella interrumpió su comunicación con la Universidad Bíblica Latinoamericana, donde quiere estudiar Teología como segunda carrera profesional, por priorizar la salud de su padre.

También sabe que tiene el reto de buscar un equilibrio. “Tengo que equilibrar los espacios familiares y mi vida en la fe. Un texto que me mueve mucho este año y me hace decir ‘el Señor está conmigo y me va a renovar las fuerzas cada días’ es el de Isaías 40:31, sobre los que confían en el Señor: “…los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán””.
Naisha Zorrilla es desde el año 2022 Becaria Helen Kim para participar en espacios de formación. A través de esta beca la Federación Mundial de Mujeres Metodistas y de Iglesias Unidas brinda la oportunidad a mujeres jóvenes para fortalecer su liderazgo. Ella agradece esta oportunidad, así como también el poder participar en el proyecto Desarrollo Transformador a través de la Federación de Mujeres Metodistas del Perú.

“He podido conocer a muchas mujeres que están sirviendo al Señor desde distintos lugares y realidades. En el Perú tenemos realidades y culturas distintas pero cada vez que nos encontramos aprendo mucho de todas mis hermanas, cómo trabajan en sus distritos, en sus proyectos. Estas experiencias nos fortalecen, nos amplían el panorama y también nos hacen ver cuánto hay por hacer”, expresa. “Constatar que no estamos solas, que otras mujeres también están trabajando, nos fortalece”, agrega.
La cadena de las mujeres metodistas crece y se renueva con testimonios como el de Naisha y de las mujeres metodistas de Peralvillo.